¿Recuerdas la sopa de verduras de la abuela, sin mezclar, servida con trozos de verdura, y su efecto superconfortante?
¿Vamos a repetir esta receta de sopa? Cuando hace frío, cuando tienes un poco de fiebre, cuando sientes que se acerca un pequeño dolor de cabeza, cuando la pequeña melancolía invernal se hace sentir… en momentos así, ¡esta sopa es demasiado buena! Cuidado, para este efecto reconfortante, no debes ceder a tus antojos culinarios, debes mantener la sencillez y respetar los principios fundamentales.
Qué verduras
Las esenciales
Son tres, y bastan para hacer una buena sopa de verduras reconfortante pero sencilla:
Puerro: es la base aromática.
La zanahoria, que aporta un poco de color, un lado dulce y seguramente todo tipo de vitaminas.
La patata: de sabor neutro, aporta cuerpo, consistencia, el lado almidonado que nutre y alivia
Verduras opcionales
La cebolla, opcional porque el puerro ya aporta el sabor deseado. Pero una buena cebolla Roscoff aportará un toque interesante.
El ajo, en pequeñas cantidades, satisfará algunos paladares.
El nabo aportará otro registro de sabores.
La rama de apio o la raíz de apio ídem.
También puedes poner lo que tengas o lo que te guste: un poco de coliflor, rutabaga, panais, patata dulce… pero ojo, ¡siempre en pequeñas cantidades! No se trata de multiplicar los sabores, la base deben seguir siendo las tres verduras antes mencionadas.
El tamaño de los trozos de verdura
¿Qué tamaño darle a tus trozos de verdura? Pues vamos a decir que ni muy pequeños ni muy grandes, ¿está bien? Tienes que sentir la verdura bajo tu diente, su calor, tienes que sentir el trozo aplastarse en tu boca. Vamos, 2 cm por 3 cm, pero es una indicación, ¡no vayas a medir!