Si después de lavar tu ropa de lino o toallas, percibes un olor desagradable, no te preocupes, aún puedes devolverles su frescura agradable. Solo necesitas un truco.
En el próximo lavado, añade al detergente dos cucharadas de bicarbonato de sodio. No solo suavizarás el agua, sino que también refrescarás el contenido de la lavadora. Después del lavado, todo olerá a limpieza y frescura.