El ajo no es solo una hierba y especia que consumimos como alimento, sino también una leyenda: se ha encontrado ajo en las pirámides egipcias y se menciona incluso en la Biblia.
Hipócrates, el padre de la medicina occidental, lo usaba regularmente e incluso se lo daban a los atletas en los primeros Juegos Olímpicos en Atenas para mejorar su rendimiento. El ajo tiene mucho más poder del que pensamos.
La ciencia moderna ha demostrado lo que intuitivamente sabían los antiguos curanderos: el ajo es un poderoso agente contra los patógenos.
Un estudio de 1999 mostró que el componente del ajo llamado alicina es responsable de los efectos antimicrobianos, antivirales y antiparasitarios de esta planta.
Se ha demostrado que es efectivo incluso contra cepas de E. coli resistentes a los medicamentos y también combate bacterias resistentes a los antibióticos. Sin embargo, la alicina no se encuentra en el ajo. Sus componentes, alicina y la enzima alinasa, son parte de las células en los pelos de las semillas de ajo.
Estos dos componentes están presentes por separado en la planta, pero al dañar las paredes celulares de las cáscaras de las semillas de ajo, se mezclan y crean la poderosa alicina. En la cocina casera, debemos asegurarnos de utilizar el método más adecuado después de dañar estas paredes celulares específicas en las cáscaras de las semillas de ajo.
Sin embargo, no solo debes tirar el ajo picado en una olla o sartén, ya que el calor desactivará las propiedades curativas de la alicina.
Según un estudio de 2001, el calentamiento, microondas o cocción destruye la actividad de la enzima alinasa en el ajo triturado.
En la mayoría de los alimentos, sin embargo, el ajo se debe cocinar o saltear en lugar de usarlo crudo.
Para preservar algunas propiedades curativas de la alicina, los científicos recomiendan dejar reposar el ajo después de triturarlo durante diez minutos, para que la alinasa pueda hacer su trabajo y producir la mayor cantidad de alicina posible antes de neutralizarse con la cocción.
Por lo tanto, al cocinar, primero pica el ajo y luego déjalo reposar. Mientras prepares los otros ingredientes, se liberará una gran cantidad de alicina de las células de los dientes de ajo triturados.