Deja una esponja de cocina en el congelador, lo que ocurre es inesperado


¿Por qué deberíamos dejar una esponja para los platos en el congelador? Aquí está su utilidad secundaria que pocos conocen.

Todos conocemos bien la clásica esponja para platos, esa amarilla y verde compuesta por un lado suave y otro abrasivo. A menudo la usamos para lavar y desengrasar los platos, limpiar el baño o muchas otras superficies y objetos. Su uso principal suele ser para la limpieza. Sin embargo, hay otra forma totalmente inesperada de usarla. Descubrámoslo juntos.

La esponja para los platos
Las esponjas para los platos amarillas y verdes son muy comunes y muy versátiles, prácticamente presentes en cada cocina. Estas esponjas, utilizadas principalmente en la cocina para lavar los platos, están diseñadas con un lado más suave, generalmente de color amarillo, y un lado más áspero, de color verde. También existen en el mercado de otros colores y formas, pero la composición siempre incluye una parte más grande y suave y otra más delgada y áspera. Gracias a su estructura, son perfectas para diferentes tipos de limpieza, tanto en la cocina como en otros entornos domésticos y no domésticos.

El lado suave es ideal para enjabonar y limpiar suavemente, mientras que el lado áspero es particularmente efectivo para quitar la suciedad más obstinada, como la que se encuentra en ollas y sartenes. Imprescindibles para una limpieza eficaz, estas esponjas son una herramienta valiosa para simplificar las tareas de lavado de platos y más, especialmente si se acompañan de un jabón o un desengrasante. Sin embargo, al igual que con muchos objetos que llenan nuestros hogares, estas esponjas tienen un uso alternativo que implica almacenarlas en el congelador.

Esponja en el congelador, una solución alternativa
¿Por qué deberíamos guardar la esponja para los platos en el congelador? Definitivamente no para obtener un mejor resultado al lavar los platos. De hecho, para el uso que le daremos, es recomendable utilizar una esponja nueva. Lo primero que debes hacer, aunque sea nueva, es lavarla para ablandarla y, ya que estás, desinfectarla adecuadamente. Una vez hecho esto, consigue una bolsa hermética para alimentos y coloca la esponja dentro, que luego podrás guardar en el congelador.
En poco tiempo, dependiendo del tiempo de refrigeración de tu electrodoméstico, habrás convertido una simple esponja para platos en algo realmente útil, es decir, un “hielo instantáneo” hecho en casa, útil tanto para contusiones como para la fiebre o incluso para mantener la temperatura en la bolsa enfriadora.

De esta manera, tendremos un objeto versátil y completamente reciclable, ya que a diferencia de los geles refrigerantes que se pueden comprar en el mercado, la esponja siempre se puede “descongelar” para ser utilizada para lavar platos o limpiar superficies o azulejos en casa. Además, su tamaño mínimo también la hace muy práctica para mantenerla en el congelador sin reducir el espacio destinado a los alimentos.
Y si cuando lavamos los platos usamos la esponja con el detergente, ¿por qué no refrigerar también este último?

El detergente en el congelador
Al igual que la esponja, el detergente para platos resulta muy útil si se congela. Puede verterse fácilmente también en una bolsa hermética y luego guardarse en el congelador para obtener un producto muy similar a los bolsillos que contienen gel refrigerante. En este caso también tendremos un producto útil para diferentes necesidades que afecta mucho menos al medio ambiente que nos rodea.

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